La mayoría de los refugiados sirios que llegó al país no superan los 45 años, se radicó en Buenos Aires, Santiago del Estero, Tucumán y Salta y cuenta con un alto nivel de educación, terciario o universitario, pero sólo la mitad de ellos consiguió trabajos informales por las dificultades en el manejo del idioma español y en los trámites para revalidar sus títulos profesionales de Medio Oriente.
Pese a pertenecer a sectores medios-altos, con aspiraciones de desarrollo profesional, los sirios trabajan en Argentina en empleos informales –para los cuales se encuentran sobrecalificados.
Además, si bien uno de cada cuatro refugiados egresó de una universidad, traducir en Siria el título universitario al español implica un “alto costo en tiempo y dinero” y su validación en Argentina constituye una de las principales dificultades a la hora de abrirse camino laboralmente.
Acceder a documentación en Argentina constituye el “problema central” porque la falta de DNI “dificulta el acceso a un empleo, a una cuenta bancaria, a una vivienda o a la licencia para conducir”
Argentina no es el destino más buscado por los sirios, quienes prefieren permanecer lo más cerca posible de su país natal y, por eso, optan por naciones de Europa
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